"LA SAL DE LA TIERRA"
Comentario sobre el documental:
“LA SAL DE LA TIERRA”
Hace algunos años tuve la oportunidad de ver en el cine el documental acerca de la historia personal y el trabajo artístico de el fotógrafo Sebastiåo Salgado, La Sal de la Tierra. Verlo en la pantalla grande fue impactante. Desde el momento que vi las primeras fotografías y como se aparecía Salgado, a través de unas transparencias, para comentarlas me hizo sentir como si él me las estaba mostrando personalmente en la sala de su casa. No sólo la calidad de las imágenes pero el contenido de ellas y toda la historia detrás de las piezas de Salgado, hicieron que el documental fuera algo inolvidable.
Después tuve la oportunidad de viajar a Europa, visité Berlín, y por fortuna estaba la exposición de uno de sus proyectos fotográficos “Génesis”. Ver las fotografías en vivo, en un formato grande y en una exposición en la que estaba casi solo fue otra cosa que nunca olvidaré. Una cosa era ver el documental, pero otra completamente diferente era ver el trabajo de Salgado en vivo y en directo. Ésta experiencia claramente recalcó mi interés y gusto por el trabajo de Sebastiao.
Ahora, muchos años después, tomando ésta clase de fotografía en la Esmeralda me vuelvo a encontrar con el documental. De alguna manera, La Sal de la Tierra y el trabajo de Sebastiao me han acompañado desde hace algunos años, pero siempre en distintas situaciones. No lo veía desde esa primera vez en el cine en la que todavía no sabía quien era ni lo que quería hacer con mi vida. Luego ver la exposición unos años después y ahora estudiando Artes Visuales. Al ver el documental de nuevo, obviamente lo vi con otros ojos y me llegó de una manera distinta.
Para empezar, yo ya sabía la historia y de que iba el documental. Por lo que me permitió ponerle atención a otras cosas y a detalles que en la primera ocasión que lo vi pasé por sentado. Por ejemplo, el trabajo de Wim Wenders. Ahora ya he visto más obra de él y lo tengo bien ubicado, pero no sabía que éste documental lo había hecho él junto con Sebastiao y su hijo. La manera en la que nos presenta las fotos, como nos va contando Sebastiao lo que estaba pasando en cada foto y como vamos conociendo cronológicamente la historia de él, su familia y su trabajo, Wenders lo logra de una manera genial. Por otro lado, algo que resonó fuertemente en esta ocasión no fueron las fotografías sino la historia de Sebastiao. Como él estaba viviendo una vida fuera de el arte, siendo economista y formando una carrera “estable” y bien pagada y que él decidiera dar un giro radical en su vida, dedicarse a el arte y lograr hacer todo su trabajo como fotógrafo me llena de emoción y esperanza. Yo estuve 5 años de mi vida dedicándome al estudio de la Ingeniería Química y dejando a un lado lo que me hacía feliz y me apasionaba. Es algo que me hace identificarme de alguna manera con Sebastiao y es algo que me conmovió y me hizo pensar. Cosa que no había pasado la primera vez que vi el documental.
Conocer el proceso creativo de alguien como él es algo apasionante. Ver como una idea, como los proyectos fotográficos o como el proyecto de el Instituto Terra, puede materializarse y tener un impacto en el mundo si uno trabaja y hace lo que le apasiona es algo inspirador. También la relación que tiene Sebastiao con su esposa Lelia, es algo que me resonó mucho más en ésta segunda ocasión que vi el documental. Lo importante que ha sido el papel de Lelia como impulsora y colaboradora de el arte de Salgado hace que todo el trabajo tenga un valor distinto para ellos y para todo quién se interese por su trabajo.
Los temas de interés que nos va presentando Sebastiao a lo largo de sus proyectos tienen una carga temática importante. Son densos. El documental empieza con su trabajo en estas minas de oro en Brasil, las fotos son sensacionales. Desde el principio, el espectador se impacta de las imágenes. El trabajo de Sebastiao hace pensar a les espectadores. Tiene un valor importante el reflejar lo que está pasando en el mundo, sensibilizar y hacer pensar a las personas que vean su trabajo. Todos sus proyectos tienen un poder impresionante, no sólo por la calidad de las fotos pero por su contenido y la historia que está contando Salgado.
Obviamente, al ver este documental en la clase de fotografía, pensé en todas las implicaciones teóricas de el manejo de la cámara en los distintos ambientes y situaciones a las que se enfrentaba Sebastiao al estar trabajando. Sin embargo, eso no fue lo más importante para mi. Lo más importante, o lo que más me deja el documental, es conocer la historia detrás de las imágenes. Conocer a el artista, su historia y que lo llevó a estar haciendo esa obra en particular. En clase hablamos de como parece que los fotógrafos pueden ser inhumanos al estar tomando fotos de una situación tremenda en lugar de hacer algo al respecto, aparte de mostrarle lo que está pasando a todo el mundo. En el documental, Sebastiao dice que no sabe cuántas veces bajó la cámara y comenzó a llorar por lo que acababa de fotografiar. Éste tipo de comentarios y acercamiento que nos ofrece el documental es lo que lo hace tan valioso. Sé que no será la última vez que lo vea y espero con ansias a ver cuando me vuelvo a reencontrar con Sebastiao Salgado y su trabajo.
Luciano Gómez Léautaud
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